domingo, 18 de agosto de 2013

Yo, en tu lugar...

Expresiones del tipo: "Yo, en tu lugar, habría hecho otra cosa!",  "Yo, le hubiera dicho...!" y otras subjuntivas o hipotéticas expresiones similares de uso frecuente, me llevaron a preguntarme: ¿Esta costumbre social nos habla de una empatía antropológica admirable o simplemente de conjeturas estériles que nos habilitan la crítica inhumana y despiadada?

¿Es posible ponernos en el lugar de otro?

Inicialmente, esto no solo se presenta como algo posible, sino hasta incluso como una práctica recomendable! De hecho, la habilidad de ponerse en el lugar de otro, podría considerarse como uno de los caminos más cortos y conocidos para definir la empatía.  Esta codiciada habilidad (la empatía) de quienes ostentan altos grados de coeficiente emocional podría embarcarnos en una trampa que nos acercaría más a "la chusma" despreciada por Doña Florinda, que a un ser evolucionado capaz de contribuir a una sociedad mejor, tal como lo anhelaba Daniel Goleman.  
El reconocimiento de nuestras propias emociones y las de quienes nos rodean, sin lugar a dudas que es una habilidad deseable, pero no así el derecho a ponernos en el lugar del otro!


Física barata...

Desde el punto de vista más nerd, la física clásica nos dice que, como seres portadores de materia, difícilmente podamos ocupar el lugar de otro a la vez y esto no es algo menor si consideramos que incluso ocupando el mismo lugar que otro ocupó, una fracción de segundo después, seguiríamos no estando en su lugar, sino simplemente, en el lugar que estuvo en otro momento de su historia!  Este análisis, que podría ser fácilmente interpretado como una obviedad teórica, esconde el famoso principio filosófico, erradamente atribuído a Heráclito de Éfeso, que rezaba que "nadie se baña dos veces en el mismo río".  Es decir, dado que estamos inmersos en un universo dinámico, ni uno mismo podría ponerse en su propio lugar, una vez que éste pasó! (esto es por ahora, como nos diría Ray Kurzweil)




¡No sos Maradona!
La famosa expresión: "Si yo fuera Maradona, hubiera...". A verrrrr, NO SOS MARADONA PIBE! Más allá de las habilidades futbolísticas, no naciste ni te criaste en una villa miseria, no soñaste con ser el mejor del mundo y lo conseguiste, no tuviste ni su familia, ni su entorno y mucho menos su hambre y sus excesos! Cuando decidimos, no decidimos solo intelectualmente, tomamos nuestras decisiones con nuestro pasado, nuestros miedos, nuestros sueños, nuestras heridas, logros y mucho más! Con la incertidumbre de ese momento y ese entorno y no con el conocimiento de lo que terminó ocurriendo y la información a la que vos tendrías acceso! Con lo que tenemos y lo que nos falta, pero fundamentalmente, como podemos! Decidimos con nuestros recursos, intelectuales, emocionales y espirituales disponibles en ese momento e influenciados por ese entorno único e irrepetible! 

¡No somos lo que queremos!
Entonces, ¿Qué sentido tienen aquellas conjeturas acerca de qué hubiéramos hecho o dicho en el lugar de esa mujer golpeada reiteradamente, de esa niña de 13 embarazada, de ese hombre o mujer con familia a cargo y humillada/o en su trabajo una y otra vez, de ese gobernante desatinado y tantas otras situaciones humanas que nos invitan gentilmente a este popular deporte, muchas veces despiadado, de ridiculizar o castigar una decisión ya tomada por otro o por uno mismo en el pasado! Como si criticar lo que fulano o mengano debió haber dicho o hecho, nos pusiera, frente a nuestra audiencia ocasional, en un lugar humanamente superior!! Tal vez, frente a la tentación de esta práctica, sea bueno recordarnos que ninguno de nosotros somos lo que queremos ser, sino el resultado de lo que podemos! de lo que nos sale! Somos una versión real de ese YO ideal que, por solo por momentos, sentimos ser!! Somos una limitada especie en desarrollo intentando, en algunos casos, superarnos.

Eliana Pagano, una amiga a la que quiero con el alma y admiro profundamente, me dijo una vez algo así: "Qué diferente sería si viéramos/criticáramos a los demás desde nuestras limitaciones y defectos, en lugar de hacerlo desde nuestras virtudes.  Tal vez, no seríamos tan crueles y hasta terminaríamos por admirarlos a todos"

Solo un buen Gym
El ejercicio de someternos hipotéticamente a situaciones, muchas veces extremas, puede ser un excelente ejercicio emocional, intelectual y hasta espiritual para mantener en forma a nuestro músculo tomador de decisiones.  Pero no con el fin de criticar lo que otro decidió, dijo o hizo, sino simplemente para ponernos a prueba, reflexionar, crecer, aprender, para prepararnos mejor, pero teniendo claro que no deberíamos comparar nuestras decisiones (hipotéticas también), sino simplemente como una forma más de prepararnos para la vida real y atentos a que hasta la mejor decisión, sufre un importante deterioro a la hora de su implementación.


Esta es una práctica muy frecuente en la escuelas de negocios, a través de la técnica del caso.  De hecho, podríamos presentar cualquier curso de MBA, como un programa de entrenamiento para la toma de decisiones y esto requiere ejercitar sobre situaciones hipotéticas o casos reales pasados, pero siempre teniendo presente que no se está analizando lo que otros decidieron, sino entrenando nuestra habilidad para decidir mejor y que cualquier caso que involucre a personas, es sencilla y maravillosamente irrepetible!

¡Ubiquémonos!
Así como creo que erradamente venimos insistiendo en que somos todos iguales, del mismo modo, creo que venimos creyendo que lo mejor es ponernos en el lugar del otro, cuando en realidad, la aproximación más humana sería ponernos en nuestro lugar y no intentar el absurdo de ponernos en el lugar del otro!  

Cuando criticamos a los demás, estamos hablando mucho más, acerca de quienes somos nosotros, que de quien estamos ocasionalmente criticando! ¿Te animás a ponerte en TU lugar? 

Importante! toda esta reflexión, no nace desde lo que soy, sino desde lo que quisiera ser!! yo lo sigo intentando! 



Así que, Yo, en tu lugar... no existo!
Demasiado tengo ya con el mío ;-)