miércoles, 24 de octubre de 2018

¡ESIgual que acá!

Ceros y Unos

Como buen informático, por momentos quisiera que el mundo todo fuera digital.  Cero o Uno, Prendido o Apagado, Blanco o Negro. ¡Simple! Esta característica binaria nos permitiría poder aplicar una gran variedad de herramientas muy familiares y efectivas.  Por ejemplo, sería fantástico poder resolver cualquier situación de la vida real aplicando el Algebra de Boole, sin tener que lidiar con los infinitos valores intermedios o tonos de grises que lo complican todo.  



Lo que resulta bastante evidente es que ese mundo digital, no es otra cosa que una forma de representación, con ceros y unos, de un mundo que en su naturaleza más pura y hermosa, es analógico.  Con infinitos números reales entre dos valores cualquiera.  ¡Sí! ¡siempre hay un universo de posibilidades entre dos valores! Números reales y complejos.  No binarios y simples.

Circular

Todos queremos que nuestros niños y jóvenes, sean nuestros hijos o no, puedan vivir en una sociedad más evolucionada que la que nos dejaron nuestros padres.  Por ejemplo, ¿Quién no quisiera que su hijo pueda circular por la calle, cualquiera sea la forma de hacerlo, sin sentir que está en riesgo por la falta de cuidado de los otros? ¡Qué diferente sería que el cuidado con el que tuvieran que salir a la calle en el futuro, fuera el de no dañar a otro, en lugar de evitar ser dañado! ¿no? ¿Cómo podríamos lograr que toda una sociedad pudiera dar un paso tan importante en este sentido a la hora de transitar? ¿cómo podríamos lograr que desplazarse en nuestra querida Mendoza o Argentina, sea tan seguro como lo es hoy en sociedades que observamos como más evolucionadas en cuanto al respeto y educación vial? ¿Alguien podría oponerse a educar a toda una generación para que algún día cualquiera pueda circular en la forma que quiera y por donde quiera, sin sentir que eso pone en riesgo su integridad o la de los demás? Entonces, ¿A alguien se le ocurre otra herramienta más efectiva y sostenible en el tiempo para lograrlo que un programa educativo que cubra a todos por igual, más allá de lo que cáda uno pudo o supo aprender sentado en el asiento de atrás?

Prioridad al peatón

Sí, ya se que se complicó un poco la realidad. Pero cláramente no podemos esperar gozar sólamente de los beneficios de la complejidad.  

Antes, mucho antes, todos circulábamos como peatones.  Después, sólamente se podía circular como peatón o a caballo y así, hasta llegar a hoy, que podríamos simplificarlo en dos formas generales: como peatón o sobre ruedas.  

Ya se que sería muchísimo más simple explicarle a nuestros menores que sólo se puede manejar por la vida como peatón o en un automóvil.  Pero todos sabemos que la realidad no es así, aunque queramos forzarla.  Que no solo hay bicicletas, motos, micros, camiones, sino que también se siguen sumando formas de trasladarse que no teníamos clasificadas, como lo es un Segway.  Entonces, ¿Cómo podemos diseñar un programa de educación vial que nos permita circular a todos en armonía hoy y que contemple todas las posibles variaciones que vendrán en el futuro? Bueno, se me ocurre que una opción sería educar en el RESPETO como eje fundamental.  Abrir la mente de esos niños y adolescentes para que estén preparados para respetar y cuidar, sin caer en la ilusiión de la simplificación binaria y respetando todas las formas de circulación.  Además de educarlos en cuidar a los demás, es fundamental también el que aprendan a cuidarse de posibles irrespetuosos o atropelladores, que estarán dispuestos a usar su circunstancial tamaño o potencial fuerza destructiva para abrirse paso, sin importarles a quién dañan en el camino.  Que pueden haber automóviles que, más allá de poder entender sus motivaciones, pueden decidir subirse a una vereda y llevarse puesto a los que caminan sin joder a nadie, solo porque lo pueden hacer.



Si no logramos manejarnos con respeto/cuidado, sabemos que los daños podrían ser irreparables y en este sentido, encuentro una fuerte y triste similitud con la forma en la que circulamos sexualmente lo hombres por la vida (como automóviles) y las mujeres (como peatones).  Cuando un automóvil (hombre) se maneja en forma descuidada (caso de parejas, familiares, jefes, profesores, religiosos, etc. #metoo), puede generar mucho daño a los demás (otros vehículos y peatones).  En cambio, cuando un peatón (mujer) lo hace,  por ejemplo caminando por el medio de una avenida, el principal riesgo es para sí mismo.


Sin chocarla

El grado de evolución de una sociedad podría medirse más por los niveles de respeto y cuidado mutuo a la hora de transitar, que por la cantidad de reglamentaciones viales vigentes, valores de las multas o el precio promedio de los vehículos que circulan.

El mundo real está en colores y no en blanco y negro y mucho menos en celeste y rosa.  Ahora, si por algún motivo todavía lo ves en blanco y negro,  me arriesgo a decir que seguramente lo ves con una gran variedad de tonos de grises y entonces comprenderás que la base de una buena educación en cuanto a lo sexual, debe incluir todos los colores y preparar a nuestra sociedad para poner el foco en que todos puedan circular respetuosamente, sin ponerse ni poner en riesgo a los demás.  En las sociedades más evolucionadas, se prepara a los menores para convivir y disfrutar respetuosamente de esa diversidad, en lugar de ocultarle la belleza de todos aquellos colores que podrían complicarnos cuando intentamos encajarlos en los que aprendimos cuando éramos unos niños.

El riesgo de educar

Pero para aquellos que temen por la identidad/expresión/atracción sexual de nuestros hijos, muchas gracias, pero no se preocupen (asumiendo que esto fuera algo para preocuparse) no hay forma de aprender o enseñarle a alguien a ser homosexual, trans, lesbiana, etc. tal como ya lo explicó hace más de 40 años en un debate público Harvey Milk.  Simplemente se trata de prepararnos humanamente para no dañar a los demás por desconocimiento.

Podemos construir una sociedad donde cada uno se sienta libre de ejercer el derecho más básico: el de ser y ser respetado.  En mi caso personal, vivo en un lugar donde cada uno es y se muestra como lo siente, en todos los aspectos y sin sentirse juzgados/discriminados por los demás.  Quien ha estado acá, sabe que se respira un mundo más genuino, menos reprimido y más armonioso.  

Únicamente para responder a una pregunta demasiado frecuente, en el área de la Bahía de San Francisco, no hay más gays o "gente rara" que en otros lugares.  Simplemente, acá cada uno puede ser quien es y expresarlo libremente, sin sentir que se está poniendo en riesgo por eso.

Cuando contrasto lo que veo y vivo cada día en este lugar con los desafíos que enfrenta una mujer trans en Argentina para poder vivir conforme a su identidad, con una esperanza de vida de 35 años y con un femicidio cada 30 horas, no puedo evitar escribir y compartir esta reflexión, con la única intensión de abrir el diálogo acerca de lo que significa evolucionar como sociedad en términos de educación sexual.  Además, expresar mi compromiso y apoyo al programa de Educación Sexual Integral (ESI) y a Miguel Conocente por su incansable y comprometida labor profesional en Mendoza.

Podemos ser mejores, como personas y sociedad, pero eso requiere aprender a VER la realidad con todos sus colores y dimensiones, como cuando éramos niños, ya que es muy díficil no chocar a otros cuando no se puede ver.