miércoles, 30 de marzo de 2011

Un otoño con hojas escritas

Con la humildad y espontaneidad de siempre, Juan compartía con nosotros su sorpresa y admiración sobre el por qué algunos árboles perdían sus hojas en invierno, anticipando aquel deceso con su tradicional luto de marrones, naranjas y amarillos.

Compartiendo el placer del descubrimiento con Juan en el mismo momento que lo compartía, fue inevitable admirar, una vez más, la inteligencia de ese árbol, de ese cíclico proceso y de su creador.


Para quienes tienen la fuerte sospecha de haber faltado al colegio/escuela justo ese día (como fue nuestro caso), les cuento que resulta que el árbol, sabiendo que el frío, falta de agua y menos sol del invierno pueden poner en riesgo su supervivencia, decide dejar ir aquello que tan útil y grande lo hacen parecer y sentir: sus hojas (más info)

Fue inevitable colgarme (sí, una vez mas) con esta idea y preguntarme: ¿Qué nos quiere decir el árbol cada vez que pisamos una de sus hojas? ¿Cuáles serían nuestras hojas? ¿Cuándo llega nuestro otoño? ¿Cómo podríamos detectarlo? ¿Podríamos iniciarlo voluntariamente? ¿Qué es eso que parece tan útil o necesario para nosotros y los demás y que deberíamos dejar ir para pasar fortalecernos o simplemente sobrevivir? ¿Por qué algunos árboles no sufren este proceso natural? (árboles perennes) ¿Por qué nos regala otros colores antes de deshojarse? Un árbol que se muestra desnudo, sin hojas, ¿Es realmente el más vulnerable o todo lo contrario? ¿Todos tendremos nuestro otoño? ¿Habrán otoños sin inviernos? ¿Cuantos otoños podríamos resistir o disfrutar? Cuando llega la primera, ¿Por qué salen esas hojas nuevas con tantas ganas, si saben que tarde o temprano serán ornamentación temporal sobre calles, campos y veredas? Un árbol sin hojas ¿estará en proceso de reflexión/introspección? ¿qué pensará?

Puedo ver en cada árbol desnudo, uno más que perdió cualquier chance de distracción a la hora de conectarse con su propio esencia: sus raíces, tronco y ramas.  ¿Cuál sería nuestra esencia? ¿Nos deshojaríamos del resto de las cosas que no hacen a nuestra esencia para quedarnos solo con lo que realmente somos? ¿Nos animamos a mirarnos sin hojas? ¿Por qué lo haríamos? ¿Por quién lo haríamos?

Esto me recuerda algo que mi vieja (sabia y admirable mujer) me dijo una vez: - "Hijo, cada vez que creas haber logrado algo en tu vida (títulos, bienes materiales, relaciones, etc.), hacé el ejercicio de preguntarte: SIN esto que acabo de lograr, ¿Quién SOY realmente? ¿soy algo más que esto que acabo de sumar? ¿Cuánto me ayuda a crecer este nuevo logro? ¿Cuánto le ayuda a los demás?

¿Te invito a responder cada una de estas preguntas sin hojas que interfieran tu silencio? ¿Cuándo empieza tu próximo otoño?



Cuánto que tenemos por aprender de la naturaleza! Si solo nos animáramos a detenernos a contemplar toda la magia que nos rodea y reflexionar sobre lo que tiene para decirnos... tal vez no nos quedaría tiempo para informarnos ;-)


Daniel

3 comentarios:

Alberto Celi dijo...

Excelente artículo, Dany...
Creo que deberíamos empezar (o volver?) a entender estas "analogías" con la naturaleza...
No solamente para aprender de su diseño (genesa) sino también para escuchar lo que nos expresa en todo momento y así nutrir nuestro espíritu socialmente y como individuos.

Muchas gracias por tu constante aporte!

nela dijo...

El árbol nos esta dando una gran lección de "desapego". Cuando nos desapegamos, crecemos, nos hacemos fuertes... como el.

El árbol, bien arraigado a sus raicez, pero con sus hojas al viento, a los cambios... dispuesto a la transformación.

El árbol suelta sus hojas, se vacía de sus hojas! El árbol no tiene ego ni apego, esta sereno y presente. Por eso, el árbol me dice: Suelta, vacía, desprende... y cuando llegue el momento (otoño) trasmutaras.

Si te vacías, le das espacio al todo. Si te vacías de ideas preconcebidas, le das espacio a la creatividad. Si te vacías de ego, le das espacio al amor. Si te vacías de pre-conceptos, le das espacio a la sabiduría. Se la nada. Vacíate conscientemente, como el árbol... que acepta su otoño como el camino a la verdadera belleza.

Que gran verdad que todas las respuestas están en la naturaleza! La naturaleza y los animales son nuestros maestros!

Me encanto tu artículo!

Ivana dijo...

Dany... gracias!!!! Leyendo tu articulo pensaba en el desapego, y leyendo el comentario de Nela Conde de Santis sólo me queda agradecerles a ambos por esta invitación a conectarnos con la naturaleza, todas las respuestas están ahí, sin duda... Gracias otra vez! que tengan un bello día...